tic.. tac..
luciérnaga inquieta, no paras de parpadear
quisiera de a ratos aplastarte con el pie o con la mano
me pides un cigarro con cara de que te gusta fumar
tus demonios un poco a la vista; hasta cuando vas a aguantar?
revoloteas de punta a punta
tejiendo sabe que trampa mortal
nunca pensé tus redes serian tan robustas
nunca atacas, solo te dedicas a comerme todo y desde adentro
me tiro de clavado a tus tetas llenas de arañas; mi oasis favorito de hoy en adelante
todo se humedece a tu lado, y a ti te encantan los hongos afilados
tu silencio mojado es el preámbulo del odio que tanto anhelas
me dejas arrancarte pedazos y te vuelven a crecer
me dejas odiarte para que siempre te pueda querer
el infierno es siempre eterno cuando usas reloj
y te recuerda el ardor con sus horas capicúa
matame.
"Texto escrito para Rojo Insolente por el señor de la lechuzas."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario